jueves, 22 de abril de 2010

Mi día depende de mis estados de ánimo. Mi vida siempre dependió de los extremos.
Me gusta estar rodeada de gente, pero le encuentro algo placentero a la soledad.
Me gusta escuchar música todo el día, pero muchas veces necesito del silencio.
Me gusta tener todo planeado, pero resuelvo las cosas a último momento.
Me gusta pelear, pero no estar peleada con la gente.
Me divierto estando activa, pero disfruto estar tranquila.
Evidentemente, encontré mi equilibrio.